Soy Andres Eduardo Favalli, tengo 78 años y nací en Santo Tomé en 1945. Desde mi nacimiento vivo en la cuadra de la calle San Martín al 1700, a escasos 100 metros del CUST. Cursé estudios primarios en la escuela N° 15 Juan de Garay. Trabajé en una cristalería local, en la vieja empresa nacional de teléfonos, vendedor y programador de equipos contables, y desde 1980 hasta el 2020 tuve mi propio negocio de equipamiento integral de oficinas, venta, programación y servicio técnico de computadoras, impresoras y celulares.
Mi relación con el Club Unión de Santo Tomé
La poseo desde muy niño, ya que solia acompañar a mis padres como espectadores de los eventos deportivos y sociales que organizaba el club.
Más adelante comencé la integración diaria con el club ya que era el lugar elegido para el encuentro con la mayoría de los niños del pueblo.
En ese ambiente tuve la oportunidad de comenzar la práctica de los deportes que se practicaban en la institución: básquet, fútbol infantil en la cancha de basquet, tenis de paleta, ping pong, además de todos los juegos recreativos de la época. También aprendí a andar en bicicleta en la pista.
Las prácticas deportivas las realizabamos de forma recreativa, sin presencia de instructores porque el club no estaba federado en esas prácticas al no existir asociaciones que lo controlaran.
Esta primera experiencia de mi relación con el club produjo un efecto muy importante para mi futuro desarrollo personal, además afirmó el sentido de pertenencia hacia la institución.
En resumen, un lugar donde todos nos sentimos cobijados y protegidos. Un lugar donde tuvimos la oportunidad de convivir y manejarnos en grupo. Donde iniciamos relaciones de amistad, muchas de las cuales aún perduran.
Un lugar donde no existieron diferencias ni discriminaciones de ningún tipo entre nosotros, ello nos permitió disfrutar plenamente los momentos vividos.
Hasta los inicios de mi adolescencia el club se convirtió en mi segundo patio y en una verdadera escuela de formación personal.
A partir de la afiliación del CUST a la asociación santafesina de básquet comenzaron a formarse las distintas divisiones que representaban al club. Se comenzó con los mayores primera y cuarta división, luego siguieron las formativas.
La primera actividad deportiva y competitiva que realicé fue básquet. Mi primer instructor fue el señor Nicolas Cosme Maturan, un deportista muy reconocido en el pueblo.
Oficialmente, el primer equipo que integré fue el sub-18 con 14 años de edad, ya que era el único equipo de divisiones menores afiliado a la ASB.
Luego se formó equipo de SUB 16 en el cual participe, y posteriormente nuevamente integré equipos de SUB 18.
A los 17 años de edad debuté en el equipo de primera división alternando con los de segunda y cuarta división.
Luego de 7 años pasó a integrar el equipo de Kimberley de la ciudad de Santa Fe, hasta que por motivos laborales discontinúe la práctica activa.
Continué practicando Basquet esporádicamente y en forma extraoficial con distintos grupos.
Mi relación con el club la mantuve en forma indirecta a raíz de que mis 3 hijos tuvieron participación en sus distintas actividades. Todos ellos participaron en las distintas ediciones de las colonias de vacaciones que organizó el club, practicaron natación, e integraron equipos formativos de básquet.
A raíz de esas actividades tuvimos la oportunidad con mi esposa de poder colaborar en varias oportunidades. Por ejemplo en el traslado de los niños a las distintas instituciones donde se desarrollaban los partidos de básquet o encuentros de natación.
Además hemos alojado en nuestro hogar a niños de otras provincias (Chaco) y otras naciones (Maldonado – Uruguay) durante encuentros organizados por el club.
Por último, en distintas oportunidades practiqué de forma recreativa natación en la piscina del club y además desde agosto de 2021, formo parte del grupo de newcom.
Recuerdos emotivos relacionados con el club
Recuerdo la adrenalina y la motivación que me generaban los encuentros de básquet en nuestra cancha, siempre llena de público y alentando, recuerdo hermoso y único.
El momento emotivo en relación al club más reciente fue cuando tuve oportunidad de participar en el encuentro de newcom en la ciudad de San Carlos Centro. Después de más de 50 años tuve la fortuna de volver a vestir la camiseta de mi querido club, algo que en varias oportunidades soñé y pude cumplir. Me dejó sin palabras.
Reencuentro con el club.
Hoy me encuentro gratamente sorprendido por la organización y el orden en el manejo actual de la institución con la que me encontré
Además por la variedad de actividades que se le ofrece al asociado, ya que además de las deportivas puede optar por otras sociales, recreativas y/o educativas. Es un gran mérito del grupo de jóvenes que actualmente dirigen la institución (actividad, grupo, instructores).
Acerca de mi experiencia practicando Newcom
La experiencia adquirida en la práctica de newcom ha sido positiva desde todo punto de vista. Por el reglamento el juego se adapta a las posibilidades físicas que tenemos a nuestra edad. Además nos permite volver a compartir y competir sanamente en el deporte, realizando una actividad física y mental muy importante para nuestra salud.
Cabe destacar, en relación al juego en sí, la conformación mixta de los equipos y la división por límites de edad en la formación de los mismos, ello permite nivelar posibilidades a quienes lo practican. Tan importante como la práctica deportiva, es la motivación e integración social que genera el grupo de los participantes en la actividad. El ambiente de respeto, cordialidad, amistad y alegría que se respira y comparte. En todos nuestros encuentros sociales y deportivos, es notable como lo he dicho en otras oportunidades es un privilegio formar parte de un grupo con tanta calidad humana.
Por último destaco y agradezco el apoyo, los consejos, los cuidados y la dirección de los instructores, Francisco al comienzo y Joaquín que nos dirige actualmente.
La decisión del abuelo de comenzar la práctica activa del juego ha producido en la familia un apoyo total de todos sus integrantes. La presencia de la «hinchada» provoca una alegría y motivación muy especial para que el «abuelo» continúe con la actividad.
El mensaje que puedo transmitir a los adultos mayores es que no duden en comenzar a involucrarse y participar en la actividad,sin tener en cuenta ningún tipo de impedimento físico o de edad que pueda existir, los resultados que se logren con ello serán todos positivos. Es notable el cambio de actitud personal que se origina automáticamente al integrarse y convivir con el grupo. Si sirve la comparación, es como abrir una nueva ventana a la rutina diaria se vive, que en muchas ocasiones no es tan diversa ni atractiva.
Y para los jóvenes que se integren a practicar deportes en las instituciones, que no sea solo por la salud física, sino por la integración y el capital social que se adquiere (orden, disciplina, amistad, sentido de pertenencia, etc).